24 febrero, 2015

No hemos ido a los acantilados de Moher pero sí que hemos estado en Galway (Gaillimh)



A un precio razonable, cené ostras de la bahía de Galway, pequeñas de tamaño, pero de un gusto exquisito.” Javier Reverte, Canta Irlanda (2014)
 
Galway
Galway mirando al mar en la desembocadura del río Corrib.
 En el oeste atlántico de Irlanda, capital del condado de Galway (Contae na Gaillimhe), a 200 kilómetros de Dublín, es la cuarta ciudad de la República en población, pequeña, manejable, con universidad y situada al fondo de la impresionante bahía de Galway. Corazón cultural de Irlanda y Ciudad del Cine según la Unesco desde 2014, Galway es un ‘must’.
Un buen sábado de primavera de 2014 nos plantamos en Galway en cómodo y moderno tren. De puerta a puerta desde Dublin Heuston en menos de 2 horas y media por unos 40€ ida/vuelta. Con coche, el viaje es más o menos igual ya que las dos ciudades están conectadas por moderna autopista (M4/M6).
Hay alojamiento de todo pelo (hoteles de cadena, hoteles boutique, bed & breakfast) pero limitado, así que es importante reservar con tiempo o estar al tanto de cuando hay fechas especiales o religiosas, como el clásico irlandés de San Patricio el 17 de marzo,  Semana Santa o si hay eventos especiales para cinéfilos como el festival de cine de Galway en julio o numerosísimos otros festivales.
Nuestro alojamiento nos quedó un poco lejos, al oeste, en Salthill, a kilómetro y medio del puerto de Galway. Salthill es la playa de Galway, una zona resort con hoteles y apartamentos tristes, maltratados por la intemperie atlántica y las típicas atracciones para sitios con playa donde a veces el tiempo no acompaña (acuario, juegos recreativos y demás sitios feotes con luces de neón). Pero la vista de la bahía es espectacular.

Nuns Island en el río Corrib a su paso por Galway.
Nuns Island en el río Corrib.

Más que un hotel, Prairie House es un micro Bed & Breakfast sin el breakfast. Toma ya. Según las distintas críticas en Trip Advisor, un timo para la gente que busca que le sirvan o un sitio monísimo si eres una víctima del diseño de interiores. Ejem.
Hay que presentarse a ciertas horas porque por no haber no hay ni personal, así que nos sentamos en un banco de cara a las grises aguas de la bahía mientras nos comíamos unas deliciosas fresas que habíamos comprado en un mercadillo de fruta y verdura en Galway. Sobre las cuatro de la tarde la encargada aparece por arte de magia, abre la puerta y se apalanca en el hueco de la escalera con un terminal para pago con tarjeta. Una vez que ha concluido el check-in (cobro y entrega de llave) de seis habitaciones, desaparece. Por la mañana dejas la llave en la puerta de la habitación y te despides de nadie. Tampoco tienen página web, parece que se les agotó la energía tras comprar el dominio, y se reserva en las plataformas de online habituales.
Básicamente, Prairie House es una típica casa centenaria estilo British con seis habitaciones, la nuestra minúscula pero con muy buen gusto y aseo con ducha a escala pero moderno. No hay nada que desanime más que un baño grimoso, cutre o viejuno cuando te pagas un alojamiento por ahí. Con vistas al patio interior, dormimos tranquilos y el domingo por la mañana hicimos, literalmente, mutis por el foro en busca de un ansiado y merecido breakfast.
En resumen, carete pero con estilillo y gracias a dónde estaba hicimos el fantástico paseo desde Galway, bordeando The Claddagh, hasta Salthill por la bahía y los inmensos campos verdes de futbol, rugby y futbol gaélico. Incluido el kilómetro y pico de desvío hasta Mutton Island (Isla de Carnero) en medio de la bahía. La isla está vallada pero merece la pena para abrir el apetito u oler a mar o algas. Un estupendo paseo con vistas. No repetiremos aquí alojamiento, intentaremos encontrar algo más céntrico la próxima vez, pero tampoco nos arrepentimos.

Familia de cisnes en el puerto de Galway.
Familia de cisnes protegiendo a sus crías en el puerto de Galway.
 La principal calle peatonal de Galway, es la suma de William Street, Shop Street, Church Yard Street y High Street y aglutina lo más interesante de Galway en cuanto a comercios y lugares de restauración. Comienza prácticamente a las puertas de la estación de ferrocarril, cerca de una de las esquinas de Eire Square (Plaza de Irlanda) y acaba en el puerto y desembocadura del río Corrib (Abhainn na Gaillimhe). En concreto en el Spanish Arch, donde antaño amarraban los buques que comerciaban con la península ibérica.
Hay de todo para entretenerse, beber, comer y comprar. En un lateral de Church Yard Street se monta el mercadillo de fin de semana donde se puede comprar fruta y verdura, comer o comprar distintas artesanías de la zona. El sábado noche cenamos muy bien, unos pescados estupendos en el Latin Quarter Bistro en la propia High Street.
Para fans del Hollywood clásico sin tiempo para buscar el pueblo ficticio de Innisfree (en realidad, Cong) en Galway donde se rodó el clásico de John Ford, TheQuiet Man (El hombre tranquilo, 1951) con John Wayne y la dublinesa Maureen O’Hara, en High Street dimos con la tienda de prendas de lana responsable de parte del vestuario para el rodaje y así lo atestiguan fotos con los protagonistas colgados en sus paredes. Mis zapatillas merinas de andar por casa de O’ Máille fueron sin duda la gran compra de este viaje.
La sorpresa final de Galway es la zona de Spanish Arch, donde desemboca el río Corrib, el río más corto de Europa, y se encuentran los distintos muelles de vieja piedra del puerto de Galway. En una especie de piscina natural-artificial que consiste en un ramal canalizado el río justo antes de su desembocadura, cerrado por esclusas para crear una piscina deportiva con agua fresca, lo que viene siendo muy fresca, de río, se juegan ligas de Canoe Polo, fantástica combinación de waterpolo y kayaking. Merece la pena pararse un rato a seguir un partido. 

Partido de Canoe Polo en Galway
Partido de Canoe Polo en la desembocadura del río Corrib.
 Al atardecer se puede caminar hasta el final de los muelles de piedra y ver los hermosos veleros tradicionales irlandeses de vela color vino volver de sus excursiones por la bahía, los Galway hookers. Para verlos en más detalle cuando están amarrados hay que ir al auténtico puerto industrial de la ciudad, en Dock Road, donde hacen noche.

 Corrib arriba, hay una zona preciosa de la ciudad que incluye canales, como el Eglington, bandadas de cisnes y otras aves acuáticas, esclusas decimonónicas, islas de río como Nuns Island (la isla de las monjas) donde está la catedral de Galway, el canal ajardinado de la orilla izquierda y los puntos de pesca de salmón o trucha.
Por supuesto si los acantilados de Moher son obligatorios en esta visita y no es suficiente haberlos visto como los Acantilados de la Locura (Cliffs of Insanity) en The Princess Bride (La princesa prometida, Rob Reiner 1987), se puede ir en autobús o alquilar un coche para visitarlos en el vecino condado de Clare. Están a 75 kilómetros. Un día iremos.
Galway hooker volviendo a puerto al atardecer
Galway hooker volviendo al puerto al atardecer.
Otra excursión que hemos dejado para otra ocasión son las Aran Islands, mini archipiélago inhóspito y maltratado por el viento que cierra la bahía desde el Atlántico. La Grande, la del Este y la del Medio, que así se llaman en irlandés gaélico sus islas, son famosas por ser remotas, por sus merinas, sus jerseys de ochos y sus ruinas prehistóricas. Sin árboles y castigadas por las inclemencias atlánticas las visitaremos alguna primavera.
Merece la pena visitar la ciudad de Galway, ya sea una visita rápida desde Dublin, parte de un circuito mayor por Irlanda o como parada en la Atlantic Way, su tamaño y encanto la hacen parada obligatoria. 
@elsatrue

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